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MARTES, 14 DE FEBRERO DE 2012 abc. es opinion
LA TERCERA 3
F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O L U C A D E T E N A
ANTIGUOS Y MODERNOS
POR MIQUEL PORTA PERALES
La Querella de los Antiguos y los Modernos es una suerte de laboratorio
de ideas de la cultura occidental en el que se combinan y agitan- -a
veces, fusionan- -diversos ingredientes como lo tradicional y lo
moderno, la superación y el límite, lo artesanal y lo industrial
por cierto- -de la abeja y la araña: los Antiguos, como la abeja,
extraen la miel y la cera de muchas flores obteniendo sustancias
esenciales para el gozo y la sabiduría; los Modernos, como la araña, lo
sacan todo de sí mismos y suelen caer en la trampa de la telaraña
formada con sus propios excrementos. La Querella- -una apasionante
disputa de largo recorrido y alcance en la que no hay ni vencedores ni
vencidos- -no afectará únicamente a los planteamientos de la República
de las Letras, sino que marcará- -todavía marca- -la historia de nuestra
cultura. Más allá de literatura- -ahí está Harold Bloom y su Canon: un
trasunto de la Querella- la controversia entre unos y otros sigue ahí y
se extiende a diversos ámbitos. Podríamos hablar de la arquitectura
Antigua- -rígida, formalista y grandiosa- -neoclásica del XVIII y XIX-
-Palacio Real de Madrid, Ópera de París, Reichstag de Berlín o Palacio
de Justicia de Bruselas- que fue superada por una construcción metálica
Moderna que pretendía rebasar- -Torre Eiffel o Palacio de Cristal de
Londres- -las limitaciones formales y técnicas neoclásicas. Con el
tiempo, lo Moderno arquitectónico metálico fue superado por lo Moderno
arquitectónico del cemento armado como atestigua la obra de un Auguste
Perret- -el edificio de apartamentos de la calle Franklin de París,
1902- -que, finalmente, recuperó la proporción clásica de los Antiguos.
Por su parte, la posmodernidad ecléctica- -Michael Graves, Philip
Johnson o Ricardo Bofill- -de las últimas décadas del XX supuso una
vuelta a lo Antiguo que, a su manera- -ahí está el rascacielos de la AT T
de Philip Johnson o el Teatro Nacional de Cataluña de Ricardo Bofill de
1984 y 1991, respectivamente- rescató los órdenes clásicos. Y ya que
hablamos de lo Antiguo posmoderno, conviene recordar que, en el campo de
las ideas, la posmodernidad- -La condición posmoderna de Jean- François
Lyotard, 1979- -cuestionó severamente la categoría de progreso y la
idea de discurso emancipatorio propias de la Ilustración Moderna. La
pedagogía también ha sido- -continúa siendo con inusitada dureza- -el
campo de batalla de la Querella. Frente a lo Moderno todavía dominante
de la ideología LOGSE- -reducción de contenidos, igualitarismo del
hormiguero, relativización del esfuerzo y la responsabilidad, relajación
de la disciplina, pérdida de autoridad del profesor y promoción
automática de curso- -resurge lo Antiguo que reivindica la igualdad de
oportunidades, los contenidos, la disciplina, el orden, la autoridad, el
esfuerzo, la exigencia y la excelencia. En el terreno de la filosofía
de la ciencia, cabe mencionar la reacción antipositivista Antigua- -T.
S. Kuhn, N. R. Hanson o P. K. Feyerabend- -que puso en entredicho al
positivismo Moderno que surge del Círculo de Viena de las primeras
décadas del XX. Con el tiempo, el movimiento iniciado por T. S. Kuhn y
su obra La estructura de las revoluciones científicas (1962) ha sido
calificado como nueva filosofía de la ciencia en oposición a la
positivista o vieja filosofía de la ciencia ¿La moda? El artesano
Antiguo que cose en el taller da paso a la alta costura Moderna del XIX y
XX (Charles Frédéric Worth o Cristóbal Balenciaga) que será sustituida
por la más Moderna robe de style o life style de Jeanne Lanvin-
-auténtica coolhunter avant la lettre- -que, con el tiempo, cederá el
testigo a lo Antiguo barroco de Christian Lacroix (1981) y a lo Moderno
prêt- à- porter (1983) de Yves Saint Laurent y Chanel- Karl Lagerfeld-
-sí, la alta costura también frecuenta el prêt- à- porter- -o de Adolfo
Domínguez y Purificación García. Por último, last but not least, en la
cocina, también se percibe la Querella iniciada por el Pseudo Longino
hace dieciocho siglos. ¿O es que el Moderno Ferran Adrià y su cocina
técnico- conceptual- -brioche al vapor de mozzarella con espuma de
rosas, aire de parmesano helado con bolsita de muesli salado o
mejillones esferificados con sopa de patata al bacon- presentada en una
vajilla de las pequeñas locuras formada por piezas de papiroflexia
bañada en plata, no es la otra cara de la moneda de las 1080 recetas de
cocina de una Antigua Simone Ortega que nos invita a comer patatas con
salchicha, habas salteadas con jamón o pescadilla al horno con vino y
pasa, servido, todo ello, en vajilla de loza?
E
L antagonismo entre lo antiguo y lo moderno es una constante en la
cultura occidental. Ya en el siglo III, el Pseudo Longino, en ese
clásico de la crítica literaria que es Acerca de lo sublime, advertía
que lo sublime y las grandes bellezas que observamos en las obras de los
Antiguos son otras tantas fuentes sagradas de las que surgen vapores
dichosos que se expanden en el alma de sus imitadores y animan aun a los
genios menos ardientes por naturaleza, tanto, que en tal momento son
como arrebatados y transportados por el entusiasmo ajeno Y concluía con
una invectiva a quienes, prescindiendo de la lección y estímulo de los
clásicos, sólo eran capaces de crear ciegos e imperfectos engendros que
no pasarán a la más remota posteridad La confrontación entre lo antiguo y
lo moderno, la dicotomía entre lo sublime y el engendro será retomada
por Francesco Petrarca, Giordano Bruno, Francis Bacon y, sobre todo,
Alessandro Tassoni. En efecto, el italiano, en Pensieri diversi (1620)
establece un paralelismo entre antichi y moderni que pondera virtudes y
vicios de unos y otros. El debate estaba servido. Nacida en Italia- -con
el precedente anglosajón de la Polimanteia (1595) de William Covell:
probablemente el primer Canon occidental- la denominada Querella de los
Antiguos y los Modernos se trasladará a la Francia de finales del XVII.
En Francia, la Querelle enfrentará a los Antiguos dirigidos por Nicolas
Boileau y a los Modernos abanderados por Charles Perrault. Los Antiguos-
-La Rochefoucauld, La Fontaine, Bossuet, Racine, La Bruyère, Fénelon,
Rousseau y Montaigne, entre otros- -reivindican la validez del modelo
grecorromano y se erigen en testimonio del genio, belleza y virtud de
los clásicos. Por su parte, los Modernos- -en sus filas están Desmarets,
Corneille, Pascal, Malebranche, Vico, Voltaire, Diderot o Descartes-
-cuestionan el modelo grecorromano, creen que el mundo moderno aumenta y
perfecciona la herencia clásica, se ven como portaestandartes del
progreso frente a quienes sueñan con un pasado idealizado, se consideran
el testimonio de la razón y la ciencia al tiempo que legalizan la razón
de Estado de Richelieu y Luis XIV. Jonathan Swift- -un Antiguo, por
cierto- inspirándose en Esopo, representó plásticamente a unos y otros
con la imagen- -nada inocente,
L
a Querella de los Antiguos y los Modernos es una suerte de laboratorio
de ideas de la cultura occidental en el que se combinan y agitan- -a
veces, fusionan- -diversos ingredientes como lo tradicional y lo
moderno, la libertad artística y de pensamiento y el interés político,
la creatividad y la reproducción, la superación y el límite, lo
artesanal y lo industrial. La Querella, por recordar a Jonathan Swift,
muestra que en la definición y desarrollo de nuestra cultura cuenta-
-para bien y para mal, guste o no guste: se admiten valoraciones- -la
bella abeja y la desagradable araña. En definitiva, la Querella enseña
que la cultura es- -también- -el debate permanente- -dialéctico- -entre
las acciones y pasiones del hombre.
MIQUEL PORTA PERALES ARTICULISTA Y ESCRITOR